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Las groserías: esas ricas palabrotas

Written By Alejandro Doyharzabal on jueves, febrero 12 | 4:48 p.m.

Groserías: Ricas palabrotas
Hasta para escribirlas son tabú
¿Porqué será tan rico decir una grosería? Será por la represión social desde niños, tal vez por el buen sonido al decirlas o por la gran carga emocional que tienen... o todas estas razones juntas. Las groserías las conocemos y las callamos casi todos. Son palabras tabú para unos y muletillas para otros dependiendo del contexto.

Decir groserías no es cuestión de las palabras en sí mismas; más bien del sentido que se les dé, pues bien podemos insultar sin utilizar palabrotas y con una linda sonrisa sarcástica. Y si el sentido de la grosería es el insulto, entonces decir palabrotas entre amigos no es más que una forma de sátira y de juego de doble sentido (como el albur).

Lo que es cierto, es que hasta en la literatura encontramos groserías y desde los albores de la humanidad y es innegable que descansa el alma cuando desde tu interior  sale una energía que sale expulsada en forma de sonido y le dices al que te molestó: "¡PEEENDEJOOO!" envés de un simple "¡TONTO!" (Pendejo del latín pectinículus de pecten-inis 'pubis', en el siglo XV 'pelo que nace en el pubis'. Esta palabra representa el insulto más fuerte de todas las que designan la escasa inteligencia de un hombre y cuando los mexicanos la utilizamos no nos referimos a lo que denotaba en sus orígenes, sino que le damos el sentido de "estupidez en grado sumo")

Retomando lo escrito de Margarita Espinoza, en México tenemos un amplio repertorio de groserías, organizándolas en campos semánticos nos quedarían grupos como los siguientes:
  • Aquel en el que el insulto se basa en la comparación del hombre con los animales (¡eres un marrano!, ¡no seas cabrón!)
  • Aquel en el que los insultos giran entorno al sexo (¡es una puta!, ¡caracoles!)
  • Aquel en que la palabra chingar es la palabra central (¡eso es una chingadera!, ¡les dieron una chinga!)
  • Aquel en que la palabra madre es la palabra central (¡hijo de tu pinche madre!)
  • Aquel en el que las groserías hacen alusión a la baja capacidad intelectual de las personas ("viejo zoquete", "¡qué imbécil eres!")
Existen 2 libros infaltables en la colección de todo chelero de corazón para que hable con un gran gusto y sustento: El Chingolés. Primer Diccionario del Lenguaje Popular Mexicano y el Chingonario. Uso, reuso y abuso del chingar. Tan importante como tener el Larousse.

Así que, si hemos de insultar que sea con sustento... y si es entre amigos, ha decirlas con riqueza cultural que es otra onda ;)

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